Cada 4 de septiembre en nuestro país se recuerda el Día del inmigrante. La fecha se estableció mediante el decreto Nº 21.430 del año 1949, en recuerdo a la disposición dictada por el Primer Triunvirato en 1812. Aquel documento aseguraba la protección a los individuos de todas las naciones y a sus familias que deseen fijar su domicilio en el territorio.

La efeméride fue recordada por Lorenzo Brevi, titular del Museo Municipal de Allen e italiano de pura cepa. En dialogo con La Carretera recordó su historia familiar. Su abuelo llegó a Argentina en 1889 junto con un hermano. Tras un tiempo en el país, su tío abuelo decidió quedarse a vivir en Allen y su abuelo partió nuevamente rumbo a Italia. En tierra europea se casó y decidió regresar a Argentina impulsado por la guerra.

Brevi recuerda que, por aquellos años, quienes elegían al país como destino, se alojaban en el hotel de los inmigrantes, un edificio ubicado, en lo que hoy es, Puerto Madero en Buenos Aires. El lugar fue declarado monumento histórico nacional.

Lorenzo Brevi referencia las tres oleadas inmigratorias más importantes de nuestro país ocurridas en los años 1889, 1920 y 1950. Aquí fueron protagonistas los italianos. Otro gran movimiento tuvo como protagonistas a los españoles que llegaron por la guerra civil. También trae a la memoria a los movimientos migratorios protagonizados por latinoamericanos, entre ellos, chilenos, paraguayos y bolivianos. “Así se fue formando el crisol de razas de Argentina”, afirma.

Para el titular del museo allense, la inmigración es una tragedia humana. “Ninguna persona se va de su país porque quiere” sentencia. En la inmigración hay dolor. Por eso en 1962 la familia Brevi decidió volver a su tierra natal aunque solo por tres años. Para el papá de Lorenzo, la patria era la que le daba trabajo y para comer.

Por eso, la vieja estación de ferrocarril de Allen es un lugar tan representativo para el titular del museo local. En el día del inmigrante pidió no estigmatizar a quienes llegan desde otras tierras. Su experiencia le dice que el dolor es doble: por un lado, el dolor de dejar su país; y por el otro, la discriminación que, aún hoy, existe.