La doctora Fernanda Mariotti promueve la incorporación de un protocolo humanizado, para cuidar a pacientes con necesidades especiales. Elaboró un documento tras sufrir la internación y muerte de su madre. Considera que descuidar el factor afectivo de los enfermos es un grave error. La soledad y el miedo atentan contra su recuperación. En La Carretera, la médica explicó su propuesta e invitó a apoyarla con una firma digital.

“Ella se internó por tener síntomas muy leves de Covid. No había más que cumplir el protocolo a rajatabla, no sabía que teníamos alternativa. Ella tenía dificultades motrices pero estaba lúcida. En la semana de recuperación, empezó un decaimiento muy fuerte porque necesitaba este apoyo y no lo tenía. Estaba aislada, quienes los asisten entran 3 o 4 veces por día. Y mi mamá necesitaba ir al baño, tomar agua…. No la podían acompañar y la empezaron a sedar más y la terminaron conteniendo, atada a la cama”, explicó Mariotti. “Su corazón no lo resistió, se le bajó la presión arterial y no se pudo revertir. Ella me decía ‘sacame de acá que me voy a morir‘ y cuando ella muere, mi sensación era de desolación, de culpa. Fue muy brusco el desenlace”, confesó.

Inmersa en su dolor, Mariotti decidió investigar las normas y descubrió que existen derechos que se reconocen, pero no se ponen en práctica. Existe un decreto nacional que garantiza el acompañamiento de familiares en situaciones especiales. Sin embargo, cada provincia debe reglamentarlo y no todas han avanzado en este punto. “El aislamiento es total. A la infección se suma la soledad, la sensación de abandono, el miedo está instalado. Muchas personas me escribieron contándome sus experiencias. Se repetía la historia en un montón de gente”, sostuvo. “Pensamos alternativas. Se puede trabajar de forma diferente. La gente no sabe que tiene avales para reclamar el acompañamiento. Hay que aplicar el DNU, es razonable, pero no sucede. No sé por qué”, remarcó.

Una de las ideas de este protocolo incluye la presencia de un familiar del paciente internado. Esa persona designada no sólo le aportaría cariño y seguridad, sino que ayudaría al personal de salud en sus cuidados mínimos. Otro punto que enfatizan es la comunicación clara entre los médicos y los familiares. En muchos casos, se desconoce cómo está la persona y qué procedimientos se realizan. Esto incrementa la angustia de todos sus seres queridos. “Este protocolo es viable y seguro. Se está usando en otros lugares“, argumentó la doctora. El pedido concreto es contar con un protocolo que no sólo considere factores epidemiológicos, sino que también contenga emocionalmente al paciente.