La extensa cuarentena hizo que muchas empresas y comercios tengan que adaptarse y volver a intentarlo. Aquellos que no supieron o no pudieron hacerlo quedaron en el camino y otros lo intentaron más de una vez. En las últimas horas un céntrico local comercial de Cipolletti y punto de encuentro social cambió para poder subsistir.

Se trata de la pizzería de la familia Mancini. La tradicional pizzería “El Tano” modificó su criterio de trabajo para seguir adelante. Comercio de tres generaciones, punto de encuentro de muchos cipoleños. Algunos que comenzaron con el sifón de soda de vidrio, mesa de madera y otros con la cerveza.

Lo cierto es que empujados por la necesidad de reinventarse ese lugar de juntas y anécdotas ya no está abierto al público y solo queda la pizzería/rotisería para venta para llevar (mas pequeño ahora) y en la modalidad delivery.

Hace unos días aquellos integrantes de la banda de los amantes del automovilismo recibieron a regañadientes la noticia. No sin un dejo de nostalgia fue el propio “Gallego” Juan Carlos de Rioja quien escribió unas líneas para expresar sus sentimientos y se viralizaron en las redes. La pizzería El Tano era punto de encuentro para el almuerzo de un grupo que no volvía a casa al mediodía. Y al regreso de la jornada laboral se juntaban para el vermut como en los tiempos de antes.

Lucas Mancini, que ahora comanda los destinos de la pizzería, asegura que fue una decisión difícil de tomar. Sabe que hicieron lo correcto para lograr el balance comercial y cuidarse desde lo sanitario. Entiende que fue duro dar ese paso y espera que pase pronto esta pandemia.

El rincón de juntada ahora es un depósito de materiales de limpieza. Sabe que el cambio es inevitable. Pero aún guarda la mesa para cuando todo esto pase, volver a escuchar las historias del Rich Tibaldi, el Nico, Bubby, El Gallego De Rioja, Charly y muchos personajes del corazón cipoleño.