La Ministra de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Soledad Acuña, hizo unas polémicas declaraciones sobre la Educación en nuestro país. Generaron repercusión más por los aspectos colaterales que por el tema central.

El núcleo de la cuestión está en que ella considera que algunos docentes hacen adoctrinamiento, o sea que militan en las aulas y utilizan a los chicos para bajar línea sobre sus ideas políticas.

Lamentablemente, agregó otros conceptos en sus comentarios que empañaron la posibilidad de analizar detenidamente un tema tan importante para la educación de nuestros pibes y pibas.

La ministra de Educación de la CABA, instó a los padres a denunciar los actos de “adoctrinamiento” que observen de parte de los docentes en las clases virtuales que toman sus hijos. Las declaraciones se viralizaron en las redes sociales.

“La raíz de lo sobreideologizado y de la militancia política en las aulas está en la formación docente. La raíz está en cómo enseñamos qué es un docente, la raíz está en lo que se define como perfil de un docente en un instituto de formación docente. Por eso yo insisto en que la gran discusión tiene que ser cómo enseñamos a enseñar, porque un docente que aprende bien sabe que lo que tiene que hacer es enseñar a pensar, no decirles a los chicos qué pensar”, planteó la ministra porteña.

Hasta aquí podemos coincidir o no con la funcionaria, lo importante es que instaló un tema que se debe analizar y debatir.

Pero luego agregó: “La izquierda tomó una fuerza muy grande. El perfil de los estudiantes va teniendo un sesgo cada vez más claro. Esto es igual en todo el país y se refleja en las encuestas que hace el gobierno nacional. Son personas cada vez más grandes de edad que eligen la carrera docente como tercera o cuarta opción luego de haber fracasado en otras carreras”, advirtió.

En la misma línea, agregó: “Si uno mira por nivel socioeconómico, que no debiera ser un determinante, o en términos de capital cultural, al momento de aportar para el aula, la verdad es que son de los sectores más bajos socioeconómicos los que eligen estudiar la carrera docente”agregó.

La respuesta de la dirigencia sindical no se hizo esperar y cuestionaron duramente los dichos de la ministra.

Con letra de los sectores que no están de acuerdo con Acuña, el “Pagina 12” recordó, con la conocida metodología periodística de la denuncia, que Soledad Acuña había estudiado en el Colegio barilochense Martín Capraro donde el criminal nazi, Erich Priebke, era director.

Se utiliza el método de desacreditar al que piensa distinto sin analizar lo que dice, sin discutir la idea. Matar al cartero sin analizar lo que dice la carta.

Con ese criterio tampoco algún docente que se haya educado en Cuba o en Venezuela estaría habilitado para dictar clase en nuestro país, como opinarían desde la vereda opuesta sin importar cómo sean como docentes o qué conocimientos tengan.

Estas actitudes me llevar a afirmar que a los que están de un lado y del otro de la grieta no les interesa la educación de nuestros pibes y pibas, tan solo quieren imponer sus creencias desacreditando a los que piensan distintos.

Por eso firmemente, creo que hay que discutir ideas y no desacreditar a la persona que la expresa. Una vez analizada la idea, veremos si su conducta y sus actos tienen el respaldo de la acción. Si sus pensamientos están respaldados por su historia y su presente.

Como idea me parece correcto afirmar que la escuela no se debe utilizar como adoctrinamiento político. Eso lo han hecho todos los regímenes fascistas. Sí darle a nuestros pibes el abanico más amplio de ideas como para que ellos puedan formarse de la mejor forma posible.

De cualquier manera, y pese a no estar de acuerdo con Soledad Acuña, le agradezco que haya dicho lo que dijo porque esto nos da la oportunidad de opinar sobre la educación que están recibiendo nuestros pibes y pibas. Es muy mala, los resultados son pésimos. A partir de este convencimiento debemos debatir ideas y empezar a cambiar esta realidad.

Ojalá todos participemos activamente. Los padres no podemos hacernos los distraídos. Somos también responsables de lo que está pasando.

Deberíamos dejar el miedo de lado para defender a nuestros hijos aunque desde algún gremio o agrupación política nos traten de imponer sus ideas desacreditándonos. Claramente hay que decir que estamos dispuestos a escuchar sus argumentos siempre y cuando también enseñen qué piensan los que no piensan como ellos (valga la redundancia).

Sería además la mejor y más honesta forma de militar, no generarían el resentimiento que están generando en la comunidad educativa.

 

Raúl Ferragut

Periodista, La Carretera