Una legisladora rionegrina impulsa una ley que delimite áreas para fumadores. Apunta a mantener limpias las playas de mares, ríos y lagos. Las colillas de los cigarrillos son altamente contaminantes y, generalmente, terminan en el suelo o enterradas en la arena. En La Carretera, María Ines Grandoso del Frente de Todos explicó su iniciativa. Aseguró que hay que comprometerse con el cuidado del ambiente.

La propuesta de Grandoso establece la obligación de poner cartelería alusiva y restringir los espacios para fumadores. Se deberán colocar recipientes para desechar las colillas y las personas podrán fumar en un radio de 5 metros. “Es una responsabilidad del estado, la población tiene derecho a un ambiente sano. Se trata de mitigar la contaminación que se da en las playas de mar como la de zona atlántica, las playas de ciudades cercanas a los ríos y los lagos. Son fuentes de biodiversidad y también son una atracción turística. El cigarrillo afecta al consumidor directo y a quienes están alrededor, también al agua y al aire”, explicó Grandoso. Se intenta evitar la contaminación ambiental que genera el consumo de tabaco y garantizar espacios naturales sin humo.

La colilla es el tipo de basura más común de todo el mundo. Se tiene que coordinar con municipios y comisiones de fomento, la autoridad de aplicación sería la Secretaría de Ambiente. Se proponen acciones de concientización y difusión pero se puede trabajar con instituciones afines”, indicó. “Habrá puntos específicos en las playas, para fumadores, donde va a haber un receptáculo de colillas”, agregó. Grandoso enfatizó la necesidad de preservar los ambientes y tomar acciones para cambiar hábitos. De aprobarse esta ley, no se podrá fumar libremente en los balnearios. Serán zonas libres de humo y el desecho de colillas estará regulado.

“Hoy es más fácil legislar porque hay más conciencia sobre estas cosas”, señaló. El proyecto ya ingresó en la Legislatura de Río Negro pero todavía no comenzó a debatirse. Grandoso remarcó que el cigarrillo contamina los recursos naturales y también representa un peligro porque genera incendios forestales y mala calidad del aire urbano. Las colillas son tóxicas para el agua y tardan hasta 25 años en degradarse.