Entre el 3 y el 20 de julio de 1972, General Roca estuvo rodeada por tropas militares. La comunidad se enfrentó al gobierno de facto y provocó la renuncia del interventor local, Pablo Fermín Oreja. Hubo una asamblea multitudinaria en la que los vecinos convocaron a luchar por la destitución del gobernador militar. Se armaron piquetes en las calles de Roca. La profesora Edit Fernández fue parte de una de las barricadas del centro. Sufrió la represión de los militares y la tuvieron encerrada en la alcaldía. En La Carretera, la roquense repasó la tensión de esos días de resistencia.

En 1972, Edit tenía 26 años y daba clases de matemática y ciencias sociales en un colegio nocturno. Junto a sus estudiantes decidió ser parte de este movimiento que se despertaba en la ciudad. “Hubo asambleas y se tomó la municipalidad con un gobierno provisorio. Se formó una comisión provisoria con representantes de todos los sectores”, repasó Edit. “Y mis alumnos me propusieron hacer una barricada en la calle Tucumán y Sarmiento, frente al Jockey Club y el Banco Nación. Teníamos un reducto a media cuadra, que era la vinería de don Madariaga. Ahí dejábamos las cosas para estar desde las 2 de la tarde hasta la madrugada”, recuerda. Los chacareros trajeron gomas para las fogatas y hubo réplicas de esta barricada en los barrios.

“El 3 de julio comenzamos. Se destapó todo el pueblo, había protestas en todos lados. Al intendente Oreja se le desbordó una citación que hizo al Club Del Progreso, no esperaba dos mil personas y presentó la renuncia. Ahí comenzó la furia del Rocazo“, resumió la profesora. La tensión fue en aumento y la ciudad quedó sitiada por la presencia militar. “Llegaron camiones del ejército, de gendarmería. De un día para el otro, llegaron 2.000 efectivos. El pueblo reaccionó con piquetes en las plazas y en los barrios”, agregó.

El 5 de julio, Edit vivió el momento más duro del Rocazo. “Entre las 4 y las 5 de la tarde, me detuvieron. Estábamos en la Tucumán. Apareció la policía con cachiporras, el camión hidrante y nos manguereaban con mucha presión. Tiraron gases lacrimógenos, bombas. Los milicos nos pegaron mucho y nos llevaron a la rastra a los camiones de la Av Roca. Nos pusieron boca abajo, nos ataron. Me pegaban con el fusil en los tobillos, yo gritaba y los insultaba”, recuerda. La profesora fue la única mujer que trasladaron a la alcaldía. “Nos hacían pasar la ‘doble fila’, donde nos escupían y nos pateaban. Hubo más de 70 jóvenes en las detenciones. Les tiraban agua, había mucho olor feo. A mi me dejaron en una pieza llena de mugre y trapos”, expresó Edit.

Al amanecer, la dejaron irse y le ordenaron que volviera ‘derecho a su casa’. Sin embargo, Edit decidió regresar al piquete del centro. “Salí rengueando, me dolían mucho los pies y los tobillos. Llegué al canal y paré un Citroen, le dije que me lleve. Volví a mi barricada, donde estaban mis estudiantes. Fue un jolgorio el recibimiento, porque estaban muy preocupados. No tuve miedo, tuve rabia y bronca por lo que nos hacían“, confesó. Un par de días después se registraron serios incidentes y se incendiaron locales comerciales. De a poco, la represión mermó y se fue apaciguando el conflicto. “El 17 o 18 levantamos la barricada y se calmó bastante todo, volvió todo a funcionar con normalidad pero sumamente vigilada la ciudad”, resumió.