Marisol es la mamá de una alumna de la escuela 68 de Guerrico. La niña tiene síndrome de Noonan, una afección genética que detiene el desarrollo normal en varias partes del cuerpo. Provoca que los niños se desarrollen más lentamente de lo habitual, por ejemplo, a la hora de caminar, hablar o aprender nuevas cosas. Es por eso que, para evaluar su desarrollo dentro del aula, su psicopedagoga solicitó poder ingresar al espacio áulico. Desde la escuela le negaron el acceso de la profesional.

En diálogo con La Carretera, Marisol explicó que “ella trae las tareas y no las entiende, no puede hacerlas. O hacen juegos que, por su condición, la lastiman, tiene los brazos llenos de moretones. La hermana la encuentra llorando. Desde la escuela me dijeron que dejarla afuera de los juegos sería excluirla. Pero ellos tienen que procurar que ella pueda integrarse, sin lastimarse”. También consideró que “me dan muchas vueltas para lograr que la psicopedagoga pueda entrar. Estaba la posibilidad de pedirle autorización a los otros papás, pero tampoco se hizo”.

Ante esta situación, Marisol se reunió con el equipo directivo. En un acta de Supervisión, se dejó constancia que no es posible el ingreso de personas no autorizadas y que Educación cuenta con profesionales propios en el Equipo Técnico de Apoyo (ETAP).

Claudia Rodríguez, supervisora de Educación Primaria Zona I Allen aclaró a La Carretera que: “se diálogo con la mamá, y se le explicó que la profesional puede dialogar con el equipo directivo, docentes y el ETAP. El espacio de diálogo con los adultos responsables desde la escuela está disponible para que la profesional se acerque y dialogue con ellos. Entrar a un aula donde hay otros niños no, porque se trabaja desde una pedagogía del cuidado, cuidando a todas las infancias.”

Río Negro, 10 de octubre 2023

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