En un hecho que marcó la historia de Neuquén, Mario Cippitelli, periodista y miembro de la Junta de Estudios Históricos de la región, rememoró el día en que la ciudad desapareció bajo un manto oscuro, hace exactamente 45 años, en un ingenuo intento de ocultarse ante posibles ataques chilenos. En medio de la tensión generada por el conflicto entre Argentina y Chile, se ejecutó un simulacro de apagón con instrucciones acatadas por todos, en un evento que sumió a la ciudad en una oscuridad que parecía devorarla ¿Cómo se vivieron aquellos días?

En aquel momento, la posibilidad de un bombardeo chileno a Neuquén era alarmantemente alta, en un naciente guerra que hasta tuvo muertes, traslados militares y se minaron los límites geográficos, entre otros hechos. Con la ciudad preparándose para lo peor, todos los barrios designaron jefes de manzana para coordinar acciones comunitarias bajo instrucciones militares para oscurecer toda la capital neuquina. Hasta se llegaron a construir murallas y bunkers en la ciudad, y se temía, por ejemplo, por sectores como el aeropuerto o la represa El Chocón en Neuquén. El miedo era palpable, alimentado por la proximidad geográfica y los fuertes lazos con Chile que le daban mucha complejidad al problema.

Cippitelli explicó que “durante el simulacro, la ciudad se sumía en la oscuridad total. Las ventanas debían cubrirse con frazadas, y a las 22.30 horas, todos debían apagar sus luces. La información oficial se transmitía por radio, llegando a los jefes de manzana, quienes coordinaban acciones para que los vecinos cumplieran con las medidas de seguridad. Hospitales marcados con cruces rojas eran los únicos puntos iluminados”. También contó un hecho muy curioso en el que la cultura binacional triunfó sobre el nacionalismo forzado. Es que en esos años se prohibió la Cueca (danza característica chilena) y en la fiesta de San Sebastián, en el interior profundo de Neuquén, esto pegó fuerte. A pesar de las adversidades y de la presencia militar, la cultura prevaleció, y la danza se bailó de igual manera, a pesar de la prohibición, entre todos los lugareños. Un baile que marcó la resistencia en tiempos oscuros.

Mientas los indicadores diplomáticos ardían, la figura clave fue la del Papa y del cardenal Samoré que el 18 de diciembre de 1978 fue enviado para gestionar la paz. Cabe destacar que si bien fue creciendo, el principal motivo para el conflicto fue el canal de Beagle. En el día que se selló el cese de agresiones, Argentina tenía planificada la invasión a Chile que confrontaría a ambos gobiernos militares. El acuerdo de paz finalmente se firmó, cesando las hostilidades. Este episodio, marcado por un fuerte sentimiento nacionalista, dejó una huella imborrable en la memoria colectiva de Neuquén.

Neuquén, Argentina – 8 de enero de 2024