Las prácticas de los estudiantes de la Universidad Nacional de Río Negro siguen estando enlazadas con la comunidad. La sede de Allen cuenta con un moderno hospital – escuela que fomenta la atención tanto para diagnósticos como para tratamientos. Además, existen programas de extensión para facilitar la llegada a vecinos de los barrios o ciudades alejadas. En La Carretera, el director del hospital escuela – Martín Cantarini – señaló que mucha gente no sabe que puede atenderse gratuitamente.
“El conocimiento de la existencia del hospital era bastante escasa y los alumnos a veces tenían compliaciones para conseguir pacientes. Eso llevó a una comunicación más fuida. Desde 2018 a diciembre, a la actualidad, creció un 537% la atención y sigue creciendo. Estamos muy contentos”, expresó Cantarini. “Es bueno conscientizar, implementamos muchas cosas con programas de atención y diagnóstico en los barrios. Trabajamos con Acción Social y se diagnosticaron más de 600 bocas. Y generamos agentes multiplicadores de salud, con técnicas preventivas que les damos a padres y maestros”, agregó. Los consultorios móviles lograron cumplir con jornadas intensas de trabajo de campo.
Cantarini remarcó que la necesidad de atención odontológica es alta. En el hospital escuela hay turnos cada 30 minutos, a veces con sobreturnos y demoras por urgencias. “Hay mucha voluntad de los estudiantes y los docentes. La interacción es muy interesante. Fuimos a la Línea Sur, hicimos 5 viajes, y pusimos en salud 124 abuelos que nunca habían tenido atención. En su vida. Era la primera vez, porque el odontólogo fue a su zona”, ejemplificó. En el contexto de aprendizaje, los estudiantes prestan su servicio de forma gratuita. “La gente no iba por desconocimiento o por miedo”, reiteró.
Sobre el funcionamiento de los consultorios, Cantarini explicó que los pacientes pueden acercarse en cualquier momento. “La política es que la sala de espera esté vacía, no hacemos esperar a la gente. Los tratamientos los toman muy bien, contentos. Nos han presentado notas de agradecimiento, por la atención que tenemos. Eso es muy gratificante. Los alumnos trabajan en clínicas integradas desde primer año, que ya están en contacto con determinado tipo de complejidad”, detalló. “Los chicos siempre están con docentes, una vez que vencen el miedo inicial, se empieza a trabajar y son muy profesionales con los pacientes”, setenció.