En La Carretera conocimos la historia de Andrea Iacyk. La joven tiene 31 años, es oriunda de Buenos Aires y hace tiempo se radicó en Neuquén. Andrea se acaba de transformar en la primera mujer piloto de hidroaviones.
“En diciembre se realizaron los entrenamientos previos al examen con la autoridad aeronáutica de ANAC. Hicimos las prácticas en el río Uruguay, en la ciudad de Concepción Del Uruguay, provincia de Entre Ríos”. Andrea dice con orgullo: “Soy parte de Amphibian Project Argentina, que es la primera escuela de Sudamérica que instruye en la conducción de aviones anfibios”.
La joven cuenta que siempre le gustó viajar y que le fascina volar. “Observaba imágenes de otras partes del mundo, particularmente en Canadá conocí la historia de pilotos que hacían vuelos en hidroaviones, los seguía por las redes. Cuando me enteré que se podía realizar acá en Argentina me contacté con el director de la escuela y me dio toda la información”.
Un avión anfibio tiene la particularidad de que puede acuatizar y aterrizar. Andrea está convencida que la actividad puede impulsar el turismo y hacer renacer una práctica que en la década del 50 era posible en nuestro país. “Había vuelos desde Argentina a Paraguay y Uruguay”, recuerda.
Con respecto a la posibilidad de desarrollar la actividad en nuestra región, la piloto aseguro que existen anfibios experimentales de particulares. Además, agrego que, en la zona, un piloto podría acuatizar e hidro despegar desde cualquier cuerpo de agua, bajo su responsabilidad, salvo que se trate de cuerpos de agua regidos bajos las normas de Parques Nacionales. Andrea sueña con replicar la experiencia del río Uruguay, en Neuquén.
Repasando sus años de formación, remarcó que es una carrera cara que requiere de mucho esfuerzo. Sin embargo, eso no es un impedimento para seguir soñando y proyectando. En poco tiempo más rendirá para obtener su licencia de piloto comercial y no descarta dedicarse por completo a esta pasión que es volar.