Se trata de Mauro, el séptimo hijo varón de Marita y Néstor. Nació en el Hospital Castro Rendón y ya fue inscripto en el Registro Civil. El organismo informará a Alberto Fernández, porque se acostumbra que el presidente apadrine al séptimo hermano o hermana del mismo sexo. El móvil de La Carretera visitó a la familia para conocer cómo viven la llegada de este bebé.
Laura de la Torre fue la obstetra que acompañó a la familia en este embarazo. “Pasamos un grato momento, cuando ella ingresó en trabajo de parto vimos el antecedente de 6 hijos varones y en el nacimiento tomamos dimensión: es el séptimo, es el ahijado del presidente”, expresó la profesional. La mamá sabía que gestaba otro varón en su vientre. “Sabíamos desde los 5 meses… empezaron todos con que lo teníamos que hacer famoso, porque era el ahijado del presidente. Me sorprendió, yo esperaba nena. Muy contentos igual, otro varoncito más en la familia”, dijo Marita.
La joven madre tiene 33 años y sus hijos tiene poca diferencia de edad entre ellos. “Son todos seguidos. Tenemos de 14, 13, 10, 8, 3 años y medio, 2 y medio. Fue lindo, pasó rápido este parto. Decían que era chiquito pero pesó 4.580 kilos. El anterior también pesó 5 kilos”, explicó Marita. El papá tiene 34 años y se mostró feliz por recibir al niño. “Tenemos bastante experiencia ya con el parto. Estamos muy contentos con este séptimo varón. Siempre buscamos la nena, desde el segundo para adelante… pero ya no sé, creo que se corta acá. Siete es muchísimo”, confesó entre risas.
La familia es neuquina y vive en el barrio Valentina Sur. Si bien es difícil la crianza, los padres aseguran que los hermanos colaboran. “Son muy independientes, nos ayudan mucho. Ahora están con mi mamá pero siempre se manejan solos”, dijo el padre. Ahora esperan el llamado del presidente Alberto Fernández. “Nos guiaron, no teníamos conocimiento. Para nosotros es una bendición este hijo y si el presidente lo apadrina, sería algo positivo. Estamos muy agradecidos”, agregó Néstor. Mauro nació ayer a las 18.50 hs y deberá quedarse unas horas más en observación, antes de ir a disfrutar de su hogar.
