Esta semana se lanzó la temporada alta de avistaje de fauna marina. En esta época llega la ballena franca al golfo San Matías y se multiplican las excursiones para ver a los habitantes del mar. En La Carretera hablamos con Agustín Sánchez de la empresa Rupestre. Realiza salidas a mar abierto hace 10 años y recomienda vivir la experiencia de navegar por las aguas de zona atlántica. En La Carretera, Sánchez remarcó que trabaja con grupos chicos, de forma personalizada.
“Trabajamos oficialmente desde el 2010, fuimos la primer empresa habilitada para el avistaje de ballena franca. Hay una ley provincial para esto y necesitamos una habilitación especial. Yo estoy instalado en el Puerto del Este, a casi 70 kms de Las Grutas”, explicó Sánchez. “En agosto y septiembre tenemos buena cantidad de ejemplares que vienen a parir o a alimentarse y nos da buenas probabilidades de avistar ballenas. Yo el sábado me crucé con una manada de delfines que es un espectáculo increíble. Hay comunes, oscuros, nariz de botella… lobos de un pelo y de dos pelos, pingüinos de Magallanes, la verdad que la navegación es totalmente recomendable“, sostuvo.
La excursión tiene un costo de $6.000 por persona y se arman grupos pequeños para salir al mar. La navegación dura aproximadamente 2 horas y permite observar todo el ecosistema. “Salimos todos los días que el clima lo permita, sobre todo el viento. Nos ponemos de acuerdo para ver cuál es el mejor momento del día por la marea”, comentó Sánchez. “Los menores de 12 años pagan la mitad y los menores de 4 años están liberados. Si es un grupo familiar, le buscamos la vuelta porque queremos que todos puedan disfrutar y ganemos todos”, aclaró.
La experiencia de tantos años facilita el reconocimiento del lugar y del comportamiento de los animales. Sánchez comentó que las ballenas suelen ser muy amistosas y se acercan mucho a la gente. “Hay algunas que te acarician el bote y otras están a 100 metros pero se disfruta igual. Nos avistan ellas, la decisión la toma el animal. Lo bueno de la ley provincial es que no puede haber más de 10 personas por embarcación. Es un producto totalmente personalizado, la interacción es única”, remarcó. “Es impactante verlas al lado del bote, porque ves la dimensión real del animal. No me deja de sorprender cómo se ven en el agua transparente“, sentenció.
