El invierno húmedo que afecta actualmente la región, impulsado por el fenómeno de El Niño, contrasta drásticamente con las altas temperaturas que azotan el hemisferio norte. Estas “tormentas” de calor están elevando los registros a niveles alarmantes, lo que no solo afecta a los cultivos y glaciares, sino que también representa un aumento del riesgo de incendios forestales. Las temperaturas anormalmente altas también acarrean problemas de salud, que van desde insolaciones y deshidratación hasta estrés cardiovascular.
Fernando Frassetto, técnico de la AIC y destacado referente regional en el análisis de cuestiones climáticas y sus impactos en la zona, recordó que el año pasado ya experimentaron ocho olas de calor y advirtió que los veranos serán cada vez más calurosos mientras que los inviernos serán más crudos. Es fundamental tener en cuenta que, si bien el calentamiento es más rápido en el hemisferio norte debido a su extensa superficie continental, también en el sur enfrentaremos temperaturas más elevadas, lo que nos obliga a preocuparnos por los próximos años. Asimismo, Frassetto enfatizó que la presencia de El Niño adelanta el calentamiento y provoca anomalías históricas en los mares, lo cual es un indicador preocupante.
El técnico de la AIC expresó su inquietud sobre la falta de cobertura mediática del tema, ya que considera que no se le está dando la atención que merece. En lugar de ser solo una noticia más, advierte que es una cuestión de supervivencia. Las altas temperaturas, especialmente para los más vulnerables como niños, ancianos y personas con problemas de salud, representan un peligro real. Hizo referencia a una tragedia en Europa, donde el calor extremo de la última temporada dejó 60.000 víctimas mortales. Ante este panorama, Frassetto hizo un llamado a priorizar este tema en los medios de comunicación.
Por último, para poner en perspectiva la gravedad de la problemática, el experto mencionó la dramática situación en Estados Unidos, donde 90 millones de personas están viviendo con temperaturas que oscilan entre los 41 y 46 grados Celsius. Esta situación ha ocasionado la muerte de animales domésticos y ha afectado ciudades altamente desarrolladas que enfrentan escasez de agua debido a los 300 incendios que asolan Canadá. La magnitud del problema es crítica, pero aún no se refleja adecuadamente en su dimensión.
