Natalia Ayala, madre de un niño con discapacidad, está enfrentando un arduo camino para asegurar la atención médica de su hijo en el Hospital Italiano de Buenos Aires. Aunque la obra social IPROSS le autorizó el viaje, el proceso demostró ser una verdadera odisea, llena de obstáculos que, según Natalia, violan sus derechos como paciente y cuidadora.
En una entrevista con AM740 La Carretera, Natalia explicó que siempre viajó en avión para llevar a su hijo a los controles médicos, pero esta vez las cosas son diferentes. La obra social solo le ofrece un reintegro de pasajes de micro, que resulta insuficiente para cubrir el costo del viaje. “Siempre compramos los pasajes a modo de reintegro, pero esta vez no puedo afrontar ese gasto. Ellos me proponen un viaje de 30 horas, con 14 horas de espera, y eso es inaceptable“, expresó.
La situación se complica aún más por el hecho de que el viaje a Buenos Aires no es un lujo, sino una necesidad médica. “No voy de paseo; viajo para que mi hijo reciba la atención que necesita. Es desgastante y frustrante tener que recurrir a la justicia para resolver estos problemas”, comentó Natalia, quien lucha por los derechos de su hijo desde hace más de diez años.
Natalia también reveló que estuvo en contacto con las autoridades desde el 20 de septiembre, presentando solicitudes y reclamos en la Defensoría y en la obra social, pero hasta el momento no recibió una respuesta concreta. “Lo que pido es un diálogo con las autoridades, no una lucha constante. Necesitamos que se mejoren los mecanismos administrativos para que no tengamos que enfrentarnos a estas dificultades una y otra vez”, demandó.
El hijo de Natalia padece un retraso madurativo, lo que requiere atención médica especializada y continua.”Es agotador tener que hacer todo este papeleo y esperar respuestas que nunca llegan. Lo que más me preocupa es que, a pesar de tener un turno programado para el 7 de octubre, nadie se ha comunicado conmigo para confirmar la autorización del viaje”, añadió.
La madre resaltó que este problema no solo le afecta a ella, sino a muchas familias que, como la suya, se ven obligadas a viajar para acceder a servicios médicos esenciales. “Hay miles de niños como Bruno que merecen un viaje digno y humano para recibir atención médica. Lo único que pedimos es un trato respetuoso y acorde a nuestras necesidades”, concluyó Natalia.
Río Negro, 25 de septiembre de 2024