El uso de celulares en las aulas generó un acalorado debate en todo el mundo, y Argentina no es la excepción. En Buenos Aires, una reciente regulación reavivó la discusión sobre si es apropiado que tanto alumnos como docentes utilicen estos dispositivos durante las clases. Flavio Buccino, especialista en educación, compartió su perspectiva en AM740 La Carrereta, sobre este tema complejo y propuso un enfoque más equilibrado que el simple “sí o no” al uso de celulares en las escuelas.
Buccino destacó que, a lo largo de la historia, la escuela convivió y se adaptó a la irrupción de nuevas tecnologías, desde el cine y la radio hasta la televisión e internet. Cada una de estas innovaciones trajo consigo promesas de suplantar o desplazar la educación tradicional, pero la escuela logró encontrar un equilibrio y adaptarse a estos cambios. Sin embargo, la velocidad con la que las nuevas tecnologías, como los smartphones, irrumpieron en el ámbito educativo es asombrosa, y plantea nuevos desafíos.
“La resolución de Buenos Aires no busca prohibir, sino regular”, explicó Buccino. En lugar de imponer restricciones absolutas, la regulación ofrece pautas y recursos para que las escuelas puedan decidir de manera autónoma cómo gestionar el uso de celulares en las aulas. Esto implica un enfoque más flexible, que permite a cada institución adaptar las normas a su realidad particular, en consenso con docentes, alumnos y padres.
Uno de los puntos clave que menciona Buccino es el impacto que el uso de celulares puede tener en la atención de los estudiantes. Ejemplificó que un alumno, mientras resuelve un problema matemático o sigue una lección de historia, puede ser interrumpido por un mensaje de texto de su madre o abuela, lo que desvía su concentración. “Este tipo de interrupciones pueden complejizar el aprendizaje”, advirtió Buccino.
Además, el especialista mencionó que la tecnología puede ofrecer soluciones inmediatas a problemas complejos, lo que puede coartar el desarrollo de habilidades críticas en los estudiantes. Por ejemplo, en lugar de resolver un problema matemático por sí mismos, los estudiantes pueden buscar la respuesta directamente en internet, lo que puede disminuir su capacidad para enfrentar desafíos intelectuales.
Buccino también señaló que el debate sobre el uso de celulares en las aulas no es nuevo. “Ya vivimos una situación similar con la introducción de la calculadora en la enseñanza de matemáticas”, comentó. Al igual que en aquel momento, el desafío actual radica en encontrar un equilibrio entre la incorporación de nuevas tecnologías y la preservación de los procesos de aprendizaje tradicionales.
Un aspecto que preocupa a Buccino es la “cultura de la inmediatez” que fomentan los dispositivos electrónicos. En un mundo donde todo parece requerir soluciones instantáneas, es esencial que la escuela promueva la paciencia y el pensamiento crítico. “No todas las respuestas tienen que ser inmediatas, y es importante que los estudiantes aprendan a lidiar con problemas complejos sin recurrir a soluciones rápidas y superficiales”, argumentó.
Otro tema relevante que surge de la discusión es el impacto negativo que ciertos usos de la tecnología pueden tener en los jóvenes, como el ciberacoso, el grooming y la adicción a los juegos de azar online. Estos fenómenos, que han irrumpido con fuerza en la vida de los adolescentes, representan desafíos adicionales para las escuelas y la sociedad en general.
Río Negro, 9 de agosto de 2024