En 1967 se realizó el primer convenio colectivo de trabajo y desde entonces, cada 15 de diciembre se celebra el Día del Camionero. Para recordar este día y hablar de su vida de camionero, visitó los estudios de La Carretera “Lucho” Inostroza. Ya está jubilado pero sigue siendo un referente para todos sus colegas y amigos del camino.
A los 22 años comenzó a manejar el primer camión que tuvo bajo su responsabilidad. Recordó que “fue un Desoto, era una risa, una porquería bárbara, pero yo sentía que manejaba el mejor de los camiones. Las puertas tenían unas aberturas a los costados por los que entraban unos chifletes tremendos. Por supuesto que no tenía calefacción ni nada parecido, pero yo estaba re feliz, creo que a la mayoría de los colegas le pasó algo similar”. Lucho reconoció que ahora ve a “los chicos nuevos que manejan unas máquinas tremendas y me parece bien. Marcando una diferencia que ahora no está, puedo decir que antes se premiaba si vos eras responsable y hacías bien lo que tenías que hacer y cuidabas el camión. Tenías tu recompensa. En cambio hoy se está premiando otra cosa como llegar antes y llevar chismes.” Lucho aclaró que admira a los actuales choferes porque “ahora es otro ritmo, nosotros éramos más tranquilos. Hoy tienen unas máquinas bárbaras pero la cama la miran de reojo”.
El camionero de Allen relató algunos de los muchos momentos vividos recorriendo el país. “Es muy lindo repasar las páginas del libro escrito andando en el camino. Recuerdo especialmente al ‘Pocho’ Corte y la ‘Turca’, su señora. El Pocho tenía un corazón tan grande como su cuerpo, era un hombre grande de tamaño y edad, pero donde estaba su camión se reunían un montón de chicos jóvenes que disfrutaban de sus charlas que duraban hasta la madrugada. El Pocho fue un referente de la ruta”. Lucho destacó la cultura general que da la profesión porque “en este oficio conocés a mucha gente, tenés que relacionarte con todo el mundo, desde un changarín hasta el dueño del puesto. Tanto hablás con un abogado o un empresario como con la policía y con todo tipo de gente que te está en el camino. Eso te da un conocimiento general muy amplio, aprendés a expresarte y a hablar educadamente”.
En su charla en la radio agradeció la posibilidad de viajar con la esposa y la familia. “Antes se podía, es más para el dueño del camión era como una garantía de que viajabas con cuidado y de manera responsable. Recuerdo con mucho cariño esos viajes en los que observaba la cabecita de mis pibes cuando se empezaban a levantar a la mañana”, expresó. Con orgullo y reconocimiento a Dios, Lucho señaló que en los 44 años que manejó camiones nunca tuvo un accidente, aunque sí tuvo que auxiliar a varios accidentados.
Por último, Lucho dijo que recibió la jubilación con tranquilidad y alegría porque “si bien el camión es lindo, debemos reconocer que son etapas de la vida que uno tiene que ir cerrando. Darte cuenta de que se terminó porque no podés andar todo achacoso diciendo me duele esto o lo otro. Andar así arriba de un camión no tiene sentido. Ahora es el momento, luego de haber estado tanto tiempo lejos, de estar con la familia y disfrutarlo mucho”.