Los movimientos sísmicos en la región de Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén, continúan alarmando a los vecinos y a quiénes se dedican a medir estos fenómenos. Javier Grosso, geólogo, estuvo monitoreando estos eventos y alertando sobre la sismicidad inducida por la fractura hidráulica, conocida como fracking. Según los últimos informes recibidos, en lo que va del año 2024, se registraron 58 sismos en la provincia, de los cuales 45 están relacionados con esta actividad extractiva, mientras que 13 son de origen natural.
En diálogo con AM 740 La Carretera, Grosso señaló que la mayoría de los sismos inducidos están vinculados a las operaciones de fracking en la formación geológica de Vaca Muerta, ubicada a unos 3.000 metros de profundidad. El último movimiento registrado ocurrió el viernes pasado, a unos 26 km al norte de Añelo, coincidiendo con la actividad de un equipo de fractura a pocos kilómetros del epicentro.
Grosso destacó que los sismos naturales, como los que se generan en la Cordillera de los Andes, son mucho más profundos. “Lo que venimos advirtiendo desde hace cinco años es que estos sismos inducidos no son iguales a los naturales”, explicó Grosso, quien trabajó junto a otros especialistas como Miguel Ángel Discando y Guillermo Tamburini, de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en la investigación de este fenómeno. Estos sismos, asegura, tienen un impacto directo en la infraestructura de las localidades cercanas a las zonas de extracción. Un ejemplo claro es Sauzal Bonito, donde el 90% de las viviendas sufrió daños estructurales a raíz de los sismos inducidos, lo que obligó a algunas familias a abandonar sus hogares.
Grosso subrayó que el fracking altera el equilibrio geológico, generando sismicidad perceptible, más allá de la “micro sismicidad” que las empresas intentan minimizar. “Estamos inyectando millones de litros de agua y toneladas de arena en el subsuelo, lo que provoca una redistribución de la energía contenida durante millones de años”, explicó.
A pesar de la evidencia científica y los registros realizados por especialistas, Grosso mencionó que no se tomó ninguna acción concreta. “No hay una mención clara en los estudios de impacto ambiental de las petroleras sobre la sismicidad inducida, lo que deja a las empresas exentas de responsabilidades ante los daños que puedan ocasionar”, agregó.
El geógrafo también mencionó la advertencia del director de la Asociación Geológica Argentina, quien señaló que la posibilidad de un evento sísmico de magnitud 6 en la región es real. “Ya hemos tenido un sismo de magnitud 5 en marzo de 2019, y los expertos creen que la acumulación de pequeños sismos podría desencadenar uno mayor en el futuro”, alertó Grosso. La comparación es clara: un sismo de magnitud 4,7 libera tanta energía como la explosión de cientos de toneladas de TNT, lo que da una idea del poder destructivo que podría generar un evento de mayor magnitud.
Neuquén, 2 de octubre de 2024
