La pandemia trajo más de una crisis en la sociedad. El mercado inmobiliario está pasando por una álgida situación. En una recorrida por las calles del Alto Valle se encuentra un panorama desalentador para el comercio. Muchos propietarios decidieron bajar su persiana. La gran mayoría no pudo adaptarse y otros tantos entienden que no es momento para los emprendedores.
La crisis económica que atraviesa el país, las restricciones horarias, el aumento de los impuestos y la alta inflación son una combinación mortífera para el sector comercial. El martillero público Juan José Marín dijo que en 40 años de profesión jamás había vivido algo parecido. Ni siquiera la crisis del 2001 fue tan severa, ya que hoy en día no hay una expectativa ni una mirada clara sobre el futuro.
Marín entiende que con la nueva Ley de Contrato de Alquiler nadie se quiere arriesgar a poner un local comercial, sabiendo que al año va a tener que ajustar el pago al valor de la inflación, lo que representa un 40% anual. Se da un contexto donde todos pierden: el dueño del local, el contratista y la inmobiliaria.
La situación termina en lo que hoy vemos en la calle que es una enorme cantidad de locales vacíos y nadie que quiera arriesgarse a emprender un comercio. La venta On line o los deliverys también aportan lo suyo para un sector en crisis.
Marin asegura que con respecto al año pasado la cantidad de locales comerciales vacíos ya sea por inmobiliaria o en forma particular ha caído en un 40%. El martillero, al igual que sus colegas, no ve una salida clara para el sector que atraviesa una crisis tan profunda como la pandemia.
