El cipoleño Pablo Nuñez asumirá el próximo lunes 6 de junio como Ministro de Educación y Derechos Humanos de Río Negro. Ayer acompañó el acto de asunción de autoridades del municipio, donde se conoció su reemplazo y la nueva organización del gabinete de Claudio Di Tella. Ante la prensa, Nuñez adelantó sus planes para la cartera provincial.

En La Carretera, reconoció que “el contexto económico social establece condicionamientos para cualquier gestión. La relación con los gremios la tendremos que estar trabajando sentados en mesas con mucho diálogo porque en tanto y en cuanto haya presencia de diálogo, habrá posibilidad de buscar salidas y alternativas a las distintas situaciones que se vayan presentando, en la medida que no tengamos diálogo las respuestas van a tardar en llegar  y los acuerdos serán muy difíciles de lograr. La expectativa es poder trabajar de manera conjunta”.

Nuñez anticipó además que ya ha mantenido, con los gremios, algunos contactos informales como parte de la transición que se está generando y aprovechó para agradecer la actitud de quien hoy ocupa el cargo,Mercedes Jara Tracchia, porque “nos está brindando toda la información necesaria y relevante en este período de transición”.

En cuanto a la polémica del boletín de calificaciones, Pablo Nuñez negó que ese hecho haya determinado el quiebre en la gestión de Jara Tracchia. Aseguró que “quienes hemos tenido responsabilidad de gestión durante la pandemia, tomando decisiones con un alto grado de exposición, sabemos lo que ha significado. Sabemos del costo, el cansancio y el desgaste que eso ha generado y por lo tanto, entiendo que es lógico que se pretenda un descanso. Yo lo veo así, después cada uno puede hacer análisis particulares de situaciones muy puntuales, pero creo que viene por ese lado, por un proceso que después de la pandemia ha dejado su huella”.

Sobre los posibles cambios en los boletines, Nuñez agregó que “hay que hacer una pausa y quizás hacer hincapié en cómo fue informado a la comunidad más que el cambio en sí. La evaluación, la calificación, la acreditación o sea el establecer muestras de cómo avanza el proceso educativo es inherente al mismo proceso educativo, por lo tanto nunca estuvo ni estará en discusión. Va a seguir estando para determinar qué correcciones hay que hacer en el rumbo, qué profundizaciones hay que hacer en el camino, y agregarle la información a la familia para que esté al tanto de la evolución que se está logrando”.